martes, 25 de agosto de 2015

No te olvides de jugar

Hoy me hice un tatuaje. "No te olvides de jugar". Un dibujito de Marc Johns, un artista que me gusta desde que estoy en séptimo grado. Con otro de sus dibujos fue que intervine por primera vez una remera. Con un marcador indeleble traté de imitar su dibujito de "When you run out of stars..." y a partir de ahí empecé a jugar un montón. Fue un poco en ese intento de ponerle algo que me gustara a una remera lisa en el que la ropa se transformó en un montón más que sólo algo que usamos porque tenemos que usar para mí.
No dejar de jugar es un recordatorio muy válido. Estoy creciendo y dejando un montón de cosas atrás y por ahora no tengo miedo de dejar de hacerlo, pero sí me da miedo olvidarme de que existe la posibilidad. Sí me da miedo que mi vida cambie de rumbo completamente y todo lo que creí que iba a hacer no pase, y terminar en un cubículo en una oficina y que mi única felicidad sea salir a fumar un cigarrillo o estar veinte minutos sin trabajar. O peor, estancarme donde estoy y no hacer absolutamente nada.
Todo lo que quiero para mi vida es jugar. Siento que hay una relación entre educar y el juego, tal vez porque la educación para mí significa libertad y jugar también. Y por eso me gusta tanto la educación no formal, porque es eso, educar a través del juego. La forma más linda. Eso quiero hacer toda mi vida. Para siempre.
Y si lo pienso todavía más la frase me hace pensar en arriesgarme. Siento que después de todo lo que nos queda es el momento y si pensamos tanto y no nos arriesgamos estamos dejando el hoy para después, para nunca.
Y entre un montón de cosas y que mi memoria es una mierda, tengo miedo de olvidar entre otras prioridades esto que me parece tan importante. Por eso quise grabarme eso. Para no olvidarme de jugar.

jueves, 20 de agosto de 2015

quise

Te quise escribir algo que se titule 
"Voy a hacer todas estas cosas y ninguna va a ser con vos" 
pero tuve un problema, 
y es que mi cosa preferida 
era que no hagamos nada 
juntos 

viernes, 14 de agosto de 2015

no me digas que la biblia es universal porque yo tengo la mía

No me acuerdo en qué libro leí que todos deberíamos tener un libro de cabecera. Como la biblia pero literario. Tal vez no es cuestión de elegir uno sino que el libro te elije a vos. No sé. Tengo una memoria bastante especial y muchas cosas que leo o veo las olvido muy fácil. Pero a Rayuela nunca. Y me atraviesa por completo en todos los sentidos.
Algo así como un manual.
¿Es mi biblia?

sábado, 8 de agosto de 2015

mi gato combina con el rojo

Mi mamá me felicitó y se sorprendió de lo ordenado que está mi cuarto. Yo también, me gusta mucho. Es como lo más mío que tengo y me hace muy feliz tener un micromundo lleno de todo lo que me hace ser quien soy. Ahora que lo escribo suena bastante superficial, pero siempre sostuve esta idea, que a veces me molesta, de que estamos constituidos por cosas que no somos nosotros. No me acuerdo si ya escribí de esto alguna vez, me suena que sí pero no lo recuerdo. Tal vez fue en otro lugar, no lo sé.
Me senté en la computadora sin nada para decir pero sabiendo que estos son los momentos en los que más escribo, aunque sean cosas tan poco relevantes como esto. Tengo dos borradores que no publiqué y probablemente no lo haga; uno sobre el color rosa, el otro sobre la lluvia. Me da gracia porque los temas suenan demasiado cursis y me generan rechazo, tal vez por eso los dejé. Pero no, no sé. Lol.

Se armó una movida muy interesante en mi -ya no- secundaria. Dejando mis pensamientos sobre el profesor en cuestión de lado, me llena de un montón de sensaciones, que no puedo expresar bien pero son muy positivas, ver cómo se están movilizando los pibes por algo que los toca y mueve. El manejo y las formas que tiene ese colegio me parecen una mierda y son todo menos contenedoras para con los alumnos. Me gusta el reclamo porque lo siento sincero y con una causa real, no como una llana queja por un grupo de pibes con ganas de molestar en una escuela donde tienen "todo". De verdad me dolió (y duele) mucho ver cómo se manejan y cómo descuidan a los chicos solo por preservar la imagen de la institución,  y saber que los chicos están haciendo algo al respecto me pone muy contenta y me sirve como disparador para pensar en un montón de otras cuestiones relacionadas a la educación y cómo todos crecemos y aprendemos por un millón de otros lugares que no son la escuela. Ya desvaríe. Pero de verdad.

No entiendo el tiempo pero casi sin darme cuenta me desligué de un montón de cosas que me ataban sin dejarme nada bueno. Me siento más libre y con más control sobre todo lo que me pasa, y todo lo que -ya- no me pasa también. No quiero desmerecer a mi psicólogo pero ésta se la adjudico al sencillllllllo paso de los días. Estoy contenta, y me duelen los ojos.


-Estoy tratando de soltar los adverbios que terminan en -mente. Ahora voy a releer para ver si lo logré, pero seguro que no. Meta para el final de este dos mil quince que ya se fue a la mierda.