sábado, 8 de agosto de 2015

mi gato combina con el rojo

Mi mamá me felicitó y se sorprendió de lo ordenado que está mi cuarto. Yo también, me gusta mucho. Es como lo más mío que tengo y me hace muy feliz tener un micromundo lleno de todo lo que me hace ser quien soy. Ahora que lo escribo suena bastante superficial, pero siempre sostuve esta idea, que a veces me molesta, de que estamos constituidos por cosas que no somos nosotros. No me acuerdo si ya escribí de esto alguna vez, me suena que sí pero no lo recuerdo. Tal vez fue en otro lugar, no lo sé.
Me senté en la computadora sin nada para decir pero sabiendo que estos son los momentos en los que más escribo, aunque sean cosas tan poco relevantes como esto. Tengo dos borradores que no publiqué y probablemente no lo haga; uno sobre el color rosa, el otro sobre la lluvia. Me da gracia porque los temas suenan demasiado cursis y me generan rechazo, tal vez por eso los dejé. Pero no, no sé. Lol.

Se armó una movida muy interesante en mi -ya no- secundaria. Dejando mis pensamientos sobre el profesor en cuestión de lado, me llena de un montón de sensaciones, que no puedo expresar bien pero son muy positivas, ver cómo se están movilizando los pibes por algo que los toca y mueve. El manejo y las formas que tiene ese colegio me parecen una mierda y son todo menos contenedoras para con los alumnos. Me gusta el reclamo porque lo siento sincero y con una causa real, no como una llana queja por un grupo de pibes con ganas de molestar en una escuela donde tienen "todo". De verdad me dolió (y duele) mucho ver cómo se manejan y cómo descuidan a los chicos solo por preservar la imagen de la institución,  y saber que los chicos están haciendo algo al respecto me pone muy contenta y me sirve como disparador para pensar en un montón de otras cuestiones relacionadas a la educación y cómo todos crecemos y aprendemos por un millón de otros lugares que no son la escuela. Ya desvaríe. Pero de verdad.

No entiendo el tiempo pero casi sin darme cuenta me desligué de un montón de cosas que me ataban sin dejarme nada bueno. Me siento más libre y con más control sobre todo lo que me pasa, y todo lo que -ya- no me pasa también. No quiero desmerecer a mi psicólogo pero ésta se la adjudico al sencillllllllo paso de los días. Estoy contenta, y me duelen los ojos.


-Estoy tratando de soltar los adverbios que terminan en -mente. Ahora voy a releer para ver si lo logré, pero seguro que no. Meta para el final de este dos mil quince que ya se fue a la mierda.

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